La ciudad es una jungla de cemento

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¿Quién no ha conocido a alguien proveniente del campo o de una zona rural que encontrado muy difícil sobrevivir en la ciudad? Se sienten perdidos, incluso aunque hablen el mismo idioma y compartan el mismo presidente de gobierno.

 No cualquiera sabe sobrevivir en una jungla, de la misma forma, no cualquier sabe hacerlo en una ciudad. El día a día de por sí constituye una forma de supervivencia, que de a poco, en aquellas ciudades con gobiernos estables, se transforma en una rutina inconsciente, por su cotidianeidad casi natural. Pero incluso la propia vida cotidiana en la ciudad implica tener determinadas habilidades de supervivencia urbana, ya que sin ella no podríamos siquiera salir a la calle.

Por otro lado, el no escapar de esta rutina (habilidades de supervivencia urbana «normal» de cualquier ciudadano) más que cumpliendo otra rutina: las vacaciones, puede resultar muy peligroso si en algún momento nos toca sobrevivir al aire libre, pero también (y de esto trata este artículo) si nos toca sobrevivir en nuestra propia ciudad cuando tal rutina se ha visto alterada, o literalmente «destruida» por hechos violentos, naturales o no, producidos por humanos o por la propia naturaleza, que han irrumpido sin pedir permiso en el medio de nuestras vidas.

Por supuesto, las potenciales o probables situaciones de supervivencia urbana «fuera de lo normal» son infinitas, y no pueden predecirse exactamente, como sucede con cualquier hecho futuro. Pero existen sin embargo ciertas situaciones de supervivencia urbana que en el contesto político internacional o local, y en la región en la que vivios, su clima y sus condiciones geológicas o naturales, es a todas luces más probable que ocurran que otras.

 ¿Qué hacer entonces? Lo primero: anticiparse a ello, estar preparado.

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